Mi querida Elizabeth, siempre haces lo mismo, te desvistes y te pasas entre 10 y 30 minutos en la ducha.
Siempre pones el agua muy caliente, aún no aprendiste a regularla mi pequeña.
Estoy observando que no cambiaste tu gel de ducha. Me encanta ese gel de olor a coco, porque además deja tu piel tan suave...
Mírate, ahí estás saliendo, pero de tanto vapor que provocaste no ves casi nada y te dispones a ir al espejo observar tu bonito rostro…
Ahora usas un paño para limpiar tu espejo y te miras en él.
Pero ¡qué guapa estás!, mi querida Elizabeth…
Te vas al cuarto y te pones el pijama. Te pones uno muy bonito de cuadritos rosas, ¿acaso es nuevo? Nunca te lo vi hasta esta noche…
Ya en la cama, ¿qué vas a elegir hoy ? ¿Ver una película o leer un libro ? Conociendo tus gustos y tus pensamientos seguro será el libro que tienes en tu mesita de noche de 50 Shades. Porque eres una extrema fanática de la trama.
Ya ha pasado una hora, y son las 23:00 de la noche…
Hoy estas cansada, por eso te acuestas y apagas la luz. Pero te olvidaste de beber y estás muriendo de sed…
Sin ganas, lentamente, te levantas y, en la oscuridad total, bajas las escaleras dirigiéndote a la cocina...
Enciendes la luz, abres tu nevera y ahí está tu agua.
Rápidamente coges tu vaso, lo rellenas y apagas la luz…